"Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo"

La vida son suspiros, pequeñas exhalaciones,

de vitalidad, de espontaneidad,

Los recuerdos son fotografías

dulces y joviales,

crueles e intemporales.

El tiempo es un recordatorio cruel y vanidoso

de que todo se acaba,

de que todo se marchita,

se putrefacta.

El olvido es la máquina perfecta para volver a recomponer las piezas

pero es dolorosa y agria.

El pasado es la forma de tortura más utilizada,

es ácida y presuntuosa,

que hace que nos quebremos,

que lloremos,

que anhelemos aquello que hemos perdido,

que se ha esfumado, volatilizado.

El futuro es un camino formado por nuestros sueños y esperanzas,

por nuestras inquietudes y miedos,

por nuestra vulnerabilidad y osadía,

por nuestra vanidad y desconsideración.

El ahora es lo único que tenemos,

y  no lo aprovechamos,

lo dejamos pasar,

escapar,

es lo que desaprovechamos,

ya que nos pasamos la vida esperando a lo que vendrá.

El momento es lo infinito,

lo intemporal,  

lo abstracto,

es lo que somos,

es el todo y a la vez la nada,

es la humeante taza de té,

el olor del café recién molido,

 el rumor de las olas,

 la sonrisa más conquistadora,

los besos inesperados,

las sorpresas a medianoche,

los ataques de risa,

las puñaladas que se clavan como espadas,

las mentiras piadosas,

las palabras necias,

los comentarios maliciosos.

Cada momento nos define

y nos muestra tal como somos,

es el arma más letal ante esta falta de sinceridad global.