Sonata por una lágrima de sangre

Hay cosas que me dan miedo,
como enamorarme.
 
Porque sé que solo hay dolor,
rabia y sufrimiento.
 
Porque sé que todo se acaba,
no creo que algo permanezca,
para siempre, intacto.
 
Porque nena, las cosas se marchitan,
se terminan, nada permanece,
y después, solo queda dolor,
más y más dolor.
 
Porque no todo lo cura el tiempo,
siempre los recuerdos permanecen,
intactos, inalterables,
a lo largo de los años.
 
Porque después del verano
llega el invierno,
que todo lo destruye, lo despedaza.
 
Porque amar solo produce heridas,
más y más heridas,
sangrantes y punzantes,
de las que luego quedan cicatrices
que nunca se llegan a enmascarar.
 
Porque tu olor no me abandona,
se queda impregnado en mi almohada,
en mi cama.
 
Porque tus caricias me han quemado la piel,
me han abrasado el corazón,
pero me han helado el alma.
 
 
Porque con tus desapariciones en mitad de la noche,
tu pelo alborotado, y tu camisa mal abrochada,
sé que no significo nada para ti.
 
Porque sé que Dios me está castigando,
torturando, maltratando,
con tu sórdida y fría indiferencia,
con tus absurdas excusas,
con tus crueles mentiras
que se las lleva el viento.
 
Porque yo sé que te quiero,
porque yo sé que te amo,
pero también sé que solo soy una más,
un número más en la lista.
 
Porque sé que con tu partida
voy a derramar una lágrima,
que me va a causar dolor,
pero sé que será lo mejor.
 
Porque las horas pasan,
los días se nos escapan,
el amanecer aparece
y el ocaso desespera,
a que el tiempo todo lo cure,
todo lo sane,
pero eso no ocurre
porque los recuerdos son el arma más letal.
 
Vivir en el pasado es morir,
lenta y ácidamente.
Porque el amor duele.
Porque amar escuece.
 
 

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