PEQUEÑO DESERTOR


Y aquellos inocentes que piensan que el amor lo puede todo,
que creen que es la fuerza más fuerte,
pobres idiotas que creen que es capaz de romper candados
y sobrevolar miles de millas, cientos de kilómetros.

Y aquellos enamorados,
que se dicen te amo mientras se agarran de la mano,
mientras se susurran tontas promesas volátiles, olvidadizas,
por las que se pelean y se perdonan, mientras el tiempo juega en su contra.

Y esos miles de poemas que pude escribirte,
pero que no tenían ni dirección, ni destinatario,
ni si quiera tuvieron nunca voz,
simplemente porque nunca tuvieron dueño.

Y esos suspiros de anhelo que provocan que
roce tu pecho con mis dedos porque te necesito,
agarre fuerte tu mano porque te quiero,
bese dulcemente tus labios porque me vuelven loca.

Y aquellos traidores que piensan que se puede amar a más de una mujer a la vez,
que creen que el amar y la atracción son cosas que se pueden separar,
esos Judas que juegan con besos vacíos, 
que duelen, pero sobre todo que queman.

Y aquellas ingenuas que sospechan cuando se encuentran solas en su cama,
que suponen el engaño, pero continúan conservando la fe,
pero siguen rezando a los astros y al universo para que hoy sea diferente,
que lloran en silencio, porque aman con el alma.

Y esas relaciones retroalimentadas con mentiras, 
que se marchitan sin motivo antes del invierno,
como un espectáculo de necios que luchan sólo por un poco de atención,
por unas migajas de amor.

Y aquellas promesas rotas en el fondo de una botella de ron,
que me hacen más amargo el recuerdo, 
porque aunque tú no estés conmigo,
tu fantasma siempre me persigue. 

Y aquellas caricias en la nuca que revivían falsas esperanzas,
aquellos besos en el cuello que rogaban esperanza,
aquellas noches de descontrol apasionado que revolvían las sábanas,
aquellos besos en la frente que mataban las dudas. 

Y aquellas despedidas, en tu casa, en tu cama,
que ponían fin a lo nuestro, o solo a lo mío, 
ya no lo sé,
acabando con toda esperanza,
amenazandocon descargar con la tormenta.

Y aquellos reencuentros esporádicos, sin previo aviso,
que me hacían recaer en tí,
impidiéndome saber cómo actuar,
incluso haciéndome ardua la tarea de respirar. 

Y aquellos sueños que abandoné contigo,
que dejé ir, sin garantías de poder encontrar otro.
Porque tú fuiste como aquellas decisiones que explotan,
como fuegos artificiales,
iluminando el cielo, iluminando mis días. 

Quise olvidarte, pero estás en los mejores recuerdos de mi vida,
intenté mirar al cielo buscando respuestas,
buscándote a tí, 
pero sólo comprendí la fugacidad de la vida,
y lo eterno que serás tú. 

No te odio, no puedo odiarte,
lo nuestro nunca fue, pero porque tampoco pudo haber sido.
Pero tampoco te quiero, no puedo quererte. 









Comentarios

  1. Me ha encantado mi chica! ❤ mi poeta preferida eres tú sin duda alguna 😍

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que me sonrojo cieloooo, muchas gracias por el apoyo.
      Un besazo enorme💜💜💜

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares