Matemáticamente


↛Pero de dudosa lógica

Te pasas la vida buscando soluciones,
soluciones a ecuaciones ordinarias, diferenciales...
Aplicas cientos de teoremas de los que se derivan miles de corolarios.
Derivas e integras millones de veces,
operas, piensas y tratas de hallar la solución.
Y muchas veces lo consigues,
y otras tantas no,
pero al menos conoces la magnitud del error,
el intervalo acotado de la solución.
Conoces algo.

No nos cansamos de buscar soluciones matemáticas,
pero sin embargo,
cuando tratamos de solucionarnos a nosotros,
nos ponemos impedimentos.
Porque no somos tan sencillos,
no nos podemos aplicar un operador,
no funcionamos en un orden determinado,
no somos derivables.

Y caemos, caemos en pozos infinitos de los que pocas veces podemos salir,
de esas depresiones, llantos y a veces alucinaciones,
de esos recuerdos que nos hacen caer más y más hondo,
¿pero a dónde?

Y nos anclamos a ese potencial tóxico,
por miedo a escapar y no saber hacia donde,
por miedo a descubrir ese infinito y más allá,
por terror a averiguar realmente cuál es nuestro lugar.

Pero entonces pasa algo,
un cambio,
un acontecimiento inesperado,
una caída, una conversación, un ultimátum.
Y todo cambia, se cae,
se derrumba,
incluso las barreras de ese pozo.

Y te quedas ahí sola,
pensando, valorando lo que quieres o no,
inclinando la balanza,
pensando en las decisiones de mierda que has tomado,
en quien te has amarrado sin pensar,
en quien has ahogado y quien te ahogó,
sin darse cuenta,
sin sentirlo,
sin pensarlo.

Bajo esos hechos no te puedes quedar invariante,
no podemos aplicarnos la operación inversa,
simplemente no podemos retroceder el tiempo,
porque él siempre avanza,
siempre está en su línea,
infinita e imperturbable para él,
pero finita para cualquiera de nosotros.



Comentarios

Entradas populares